Hay
un aspecto de la personalidad que en ocasiones me asalta dejándome aturdido
durante horas: es lo que llamo capacidad de distancia. Puedes estar en un sitio
y no estar. Puedes estar hablando o escuchando concentrado sobre un asunto, y
al mismo tiempo estar muy lejos de todo, incluido de ti mismo. Es la capacidad
de mirarse desde atrás de la nuca y no prestarse atención por intrascendente.
La distancia. Como si durante un tiempo estuvieras fuera de circulación, un
tiempo que sirve para calibrar el escenario general que te rodea y la fortaleza
con la que cuentas. La distancia que nos sirve para conocernos algo mejor. En
el Reloj de Arena hay momentos de esos,
hay un gato de Schrödinger que puede estar vivo y muerto al mismo tiempo.
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