- Lo que tú haces no se paga con dinero.
- Sí que se paga.
- No, en serio, no hay dinero para pagar lo que tú haces.
- Sí que lo hay.
Como bien podéis imaginar el final de este diálogo fue que no pagaron. Parece que piropean, que muestran una admiración explícita, pero solo están esquivando el pago. Los días acumulan polvo que no se quita fácilmente del alma, los días suman tipos a tu colección de personajes infumables. La sensibilidad que algunos muestran por lo pequeño es inversamente proporcional al cuidado que muestran por lo importante.
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